Una de las mejores películas de la historia del cine. La película emociona y hace reflexionar a la vez que la fuerza narrativa y visual pega al espectador a la pantalla, dejándole con una sensación de las que pocas veces aparecen en la vida."
El impacto de la película fue brutal, una obra maestra del cine, de la vida y la guerra, del arte, del belicismo.
Los temas que en la película aparecen son tan universales como la propia existencia:
El miedo, la injusticia como forma intrínseca de una sociedad, la hipocresía, la guerra, la manipulación, la ostentación del poder…
La obra no pierde su frescura en ningún momento. Por mencionar algo que recordar: el plano secuencia por las trincheras, la defensa en el juicio, el paseo de los condenados hacia los tres palos, metáfora de la muerte de Jesús, con el arrepentido en el medio.
Si hay algo que quizás ahora no cuadra mucho ahora es la escena final, donde un guionista actual habría hecho que violaran a la alemana, dejándose así de moralinas.
Sólo una voz perdida de una muchacha sin nombre puede hacer que las lágrimas del hogar y de los hombres que un día lo fueron se conviertan en ráfagas certeras contra el alma, de barridos acribilladores del tiempo perdido en odiar y en sobrevivir cuando cada vez que se hunde la cara en el barro, la piel mojada desea estar empapada de vida.
( César Bardés )
El argumento y el desarrollo de la historia están basados en hechos reales: durante el conflicto bélico y como consecuencia del fracaso estrepitoso de un ataque erróneo y mal planeado, el general francés Deletoile hizo fusilar a cinco hombres de la 5ª Compañía del Regimiento 63 acusados de cobardía como castigo ejemplar para sus tropas. El director norteamericano Stanley Kubrick, que ya se había aproximado al cine bélico en su debut en la dirección, Fear and desire (1953), se interesó enseguida por la novela, uno de los alegatos antipacifistas más contundentes nunca escritos, pero la compañía United Artists, que había perdido cerca de 150.000 dólares con Atraco perfecto (1956), el anterior film del director, se mostraba reticente a financiar el proyecto. La adaptación cinematográfica de la novela, escrita por Kubrick con la colaboración de Caldero Willingham y del escritor especializado en novela negra Jim Thompson - guionista también de Atraco perfecto - llegó a manos del actor Kirk Douglas, que decidió echar adelante el film con su propia productora, Bryna. Lotrada de Douglas en el proyecto explica, precisamente, algunas de las diferencias más importantes que se establecen entre el libro y la película, la historia de la cual gira en todo momento alrededor del personaje del coronel Dax, un personaje más bien secundario en la novela de Cobb, dónde la defensa de los tres soldados acusados de cobardía estaba en manos de uno de los personajes eliminados por el director, el capitán Etienne. Kubrick, Willingham y Thompson incluyeron, además, numerosos cambios en el argumento y en la estructura de la novela. El cambio más significativo, y a la vez el más representativo de las intenciones del director, radica en la gran importancia que cobran en el film las intrigas de los oficiales del ejército francés, que tienen un papel más bien irrelevante en el libro de Cobb, así como la brutal contraposición, no exenta de ironía, que se establece entre el majestuoso castillo dónde residen los máximos responsables del Estado Mayor, y las horribles trincheras, llenas de sangre, barro y muerte.
"Aquel maldito regimiento no es nada más que una pandilla de chiquillerías, cobardes y desgraciados" exclama el general Mirbeau (George Macready) al poco de convocar el consejo de guerra.
"El fusil es el mejor amigo del soldado", "La libertad es una cosa, y la insubordinación es otra" o "Sus hombres han muerto muy bien" va comentando el general Mirbeau a lo largo de la película, autoproclamandose poco después como la única persona inocente del conflicto: su actitud y sus palabras se constituyen en la más contundente visualización de la deshumanización y de la (i)lógica implacable de la jerarquía militar vista nunca en una pantalla de cine. Para Mirbeau, pero también para el general Broulard (Adolphe Menjou), un personaje más discreto e inteligente y por esto mucho más poderoso e inquietante - "No hay nada más estimulante para las tropas que ver morir a un ser humano", exclama al final del film -, la guerra se reduce a una lucha por el poder y el prestigio de los oficiales, a un conflicto más interno que no paso externo, es su camino de gloria particular hacia su reconocimiento por parte de los políticos y los medios de comunicación.
Para los oficiales, los derechos humanos y las vidas de sus soldados no tienen ninguna clase de importancia. En este contexto, el personaje interpretado por Kirk Douglas, el coronel Dax, radicalmente opuesto al resto de responsables del Estado Mayor, presenta todas las características del típico héroe positivo del cine norteamericano. Su lucha es la lucha del espectador por la victoria de la justicia y la razón. Kubrick, del mismo modo que utiliza elementos de algunos de los géneros más populares de la época para construir la historia (principalmente el cine bélico y las películas de intriga en las que uno o varios falsos culpables tienen que demostrar su inocencia), busca desde el principio la total identificación del público con la causa de Dax, una causa perdida mucho antes de empezar. Dax, de hecho, pese al carácter honesto, idealista y comprensivo, acaba siendo una víctima de la propia realidad a la que ha querido enfrentarse. No sólo se ve obligado a chantajear al general Broulard por intentar evitar la ejecución de los tres soldados condenados a muerte, sin conseguirlo, sino que al final, en un epílogo añadido por Kubrick a la novela, se ve obligado a volver al frente para dirigir a sus hombres hacia una muerte segura.
La cinta revelará las diferencias entre la justicia civil y el código militar, discrepancias que han sido expuestas por Hollywood posteriormente en las películas, Cuestión de honor (A Few Good Men, 1992) de Rob Reiner y En defensa del honor (Hart´s War, 2002) de Gregory Hoblit, ambas sin el nivel de denuncia de la entrega de Kubrik. La parodia de la justicia mostrada por el Consejo de Guerra, no diferiría mucho de cualquier juicio militar en tiempo de guerra, si tenemos en cuenta que en tiempo de paz los tribunales militares tampoco se caracterizan por el respeto al debido proceso y la búsqueda de la verdad, el caso Dreyfus es un buen ejemplo de ello. La defensa de los soldados encausados ante el Consejo de Guerra estará a cargo del coronel Dax (Kirk Douglas), brillante abogado criminalista en la vida civil. Sin embargo, en el Consejo no se le permite desplegar todas sus capacidades profesionales, las que se ponen en evidencia cuando enfrenta a sus superiores. El Consejo le recordará al defensor que su actuación está limitada, pues puede exponer el caso teniendo en cuenta que una cosa es la amplitud de miras y otra la insubordinación. Se prescinde de todo el ropaje que asegura la limpieza del juicio y la imposición de la verdad: testigos, actas, informes y documentos. Aun cuando se evidencia la debilidad de los argumentos de la acusación esta prevalecerá porque están en juego conceptos como la lealtad, el honor y la disciplina en combate, por ello no interesa que el general Mireau ordenara durante la batalla que su artillería bombardeara a sus propios hombres. Los límites del proceso están dados y la verdad no podrá implicar a los superiores, ello en todo caso será materia de otra investigación.
En la época en que transcurre la historia se estaban dando grandes nacionalismos en toda Europa, que fueron una de las grandes causas por la cual la guerra no se pudo evitar, porque la mayoría del pueblo en vede sentirse obreros pacifistas internacionales se sintieron nacionalistas y exaltaban todo lo nacional, así haciendo imposible una posible aunque difícil paz.
Al ser una etapa avanzada de la guerra había un malestar general después de un par de años, con pocos alimentos, los soldados en las batallas...
Y a raíz de esa guerra tan larga se dieron, revoluciones, y sobre todo entre los soldados había mucho desanimo la moral estaba muy baja (que se intentó levantar con campañas en las que se exageraba la debilidad del adversario) que dio paso a bastantes deserciones.
En esta época además fue muy importante el papel de las mujeres, por que fueron ellas las que se encargaron de todos los puestos libres causados por los hombres que se iban de soldados que se iban a la guerra, y por tanto las que consiguieron mantener a sus países, que se hizo posteriormente su sufragio.
Se dio una economía de guerra muy fuerte en la que todos los recursos materiales iban destinados a fines militares; gran producción de armamento, alimentos preferentemente destinados a los soldados etc.
Pero además de una economía de guerra, entre países enemigos se estaba dando una guerra económica, que tenía como finalidad intentar cortar todas las posibles vías del suministro del adversario además de parar su actividad productiva.
Pese a esto, Senderos de gloria sería prohibida de manera fulminante por el gobierno socialista francés de la época que, bajo las presiones de las asociaciones de excombatientes, consideraría el film como un atentado contra los valores nacionales. La película de Kubrick no se estrenaría en Francia hasta el 1972. En España, prohibida durante más de veinte años por el gobierno franquista, se exhibiría por primera vez en el Festival de Cine de San Sebastián de 1980 en el marco de una retrospectiva-homenaje a su director
La actuación de Kirk Douglas sobresale en su carrera, creando a un personaje mítico e inteligente, con el que el espectador se identifica y sufre el pesimismo de la guerra que no hace otra cosa que ocasionar males innecesarios.
Prox 36 - Senderos de gloria (Stanley Kubrick)
Martes 29 de Marzo
http://www.radiopolis.org/escuchanos.html
http://www.ivoox.com/conversacines36-senderos-gloria-stanley-kubrick_md_593417_1.mp3
Lamentable a lo que conduce la deshumanización de la guerra unido a la podredumbre moral de los altos cargos con la estupidez del estamento militar de la obediencia fuera al mando militar. La rectitud de un hombre el coronel Dax hace que pensar que aún se puede tener esperanza en la especie humana o por lo menos que aún existen las personas con valores en esta putrefacta sociedad
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