San Millán de la Cogolla es un municipio de la comunidad autónoma de La Rioja en España. Ubicado al pie de la Sierra de la Demanda (Sistema Ibérico) en la vertiente oriental que separa la Meseta del Valle del Ebro, a 728 m de altitud sobre el nivel del mar y a orillas del río Cárdenas.
Aunque no está situado exactamente en el Camino de Santiago, muchos peregrinos se desplazaban hasta allí para luego retomar la ruta jacobea.
El municipio tomó su nombre del santo Millán (evolución al castellano del nombre en latín Aemilianus o Emiliano), anacoreta que fue alumno de San Felices y vivió del 474 al 573, creador de la comunidad mixta de eremitas de Suso, que luego daría lugar a uno de los focos culturales más importantes de la época medieval en el sur de Europa.
Por esas fechas existía en el lugar una iglesia llamada de San Jorge, que sería iglesia parroquial del pueblo hasta 1542, en la que se encontraba la sepultura de Santa Potamia, discípula de San Millán. Esta ermita, del siglo XII, se conserva en la actualidad a la entrada del pueblo, junto al Río Cárdenas, y está considerada una de las iglesias consagradas más antiguas de La Rioja.
La localidad está compuesta por cuatro barrios.
Desde hace más de diez siglos se mantienen en La Rioja muchos de los centros de espiritualidad que fueron retiro de oración y centros de cultura, construidos en parajes rurales alejados de la decadencia de las ciudades romanas, ya en la época visigoda.
Las tierras de La Rioja están llenas de historia a través de sus monasterios. De algunos sólo quedan las ruinas y los documentos que certifican su influencia en la Edad Media como centros repobladores de la Cristiandad y difusores de cultura.
Pero muchos han conservado sus edificios y la actividad de sus comunidades religiosas a través de los siglos y ahora son centros atractivos para un turismo cultural, religioso y artístico que convierten la Ruta de los Monasterios en uno de los destinos más consolidados del turismo en La Rioja.
Otro barrio, creado a partir del siglo XIV, es el "Prestiño", que circunda el Monasterio de Yuso en su parte norte y este, en el que destacan construcciones relacionadas con el mismo, tal como el antiguo hospital del Monasterio y molinos y almacenes que se transformaron en viviendas con el paso del tiempo.
El barrio más apartado es "Lugar del Río", situado a 2 km aguas arriba del Cárdenas, siendo un lugar tranquilo y apacible rodeado de prados, choperas y estampas clásicas de montaña.
Entre los siglos XVI y XVII, se levantó el Monasterio de San Millán de Yuso (o de abajo), de grandes proporciones denominado desde los años 1960 el "Escorial de La Rioja". Este monasterio fue uno de los más influyentes en la época medieval en la península Ibérica y fue el centro religioso de muchas zonas de La Rioja, Burgos, Soria, Palencia y Álava.
En 1997 los monasterios de San Millán de la Cogolla, Suso y Yuso fueron catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Hijos y personajes ilustres
• Juan de San Millán. Nació en 1492, eminente catedrático de teología, Carlos I lo nombró obispo de Tuy en 1574. Asistió al Concilio de Trento interviniendo en la discusión de varios decretos. Felipe II lo nombró obispo de León en 1564. Dio una importante suma de dinero para que los habitantes del Valle de San Millán pudieran comprar el "Señorío de San Millán" a la abadía, alcanzando así su independencia.
• Antonio Segura. Pintor al servicio de Felipe II en la decoración de El Escorial. Carlos V dejó encargado en su testamento que pintase el retablo mayor del Monasterio de Yuste. Posiblemente fue herido en una reyerta por el mismo Cervantes.
• María de la O Lejárraga. Nació en 1874 y fue esposa de Gregorio Martínez Sierra. Publicó con su nombre Cuentos Breves.
• Padre Joaquín Peña. Fraile Agustino Recoleto. Misionero en China. Miembro de la Real Academia de la Historia, bibliotecario y archivero del Monasterio.
• Tarsicio Lejárraga. 15/08/1914 - 25/12/2002. Guarda del Monasterio de Suso (1962-1979).
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Los Monasterios de Suso y Yuso de San Millán de la Cogolla fueron declarados en 1997 Patrimonio de la Humanidad. Este galardón viene avalado tanto por razones históricas, artísticas y religiosas, como por razones lingüísticas y literarias. Sin duda, estas últimas han forjado la personalidad histórica de esta tierra como "cuna" de un hecho trascendente: la importancia universal del idioma que entre los muros de Suso dio sus primeros balbuceos.
Ninguna otra lengua conocida, de extensión e importancia comparables a la española., puede ser atribuida y asociada a un monumento y entorno natural tan singularizado y concreto como San Millán.
En San Millán de la Cogolla confluyen una serie de valores artísticos, culturales e históricos que lo hacen único. Sus dos monasterios, el de Suso o "el de arriba" y el de Yuso o "el de abajo", situados en un enclave paisajístico verdaderamente impresionante, integran un conjunto monumental de gran importancia y trascendencia.
En este marco surgió el primer ejemplo histórico de la lengua española: el primer pasaje de prosa continua, una muestra de un sistema lingüístico, perfecto en sí mismo, en razón de su utilidad comunicativa, alejado ya de los esquemas latinos, con independencia lingüística consciente. Y en este mismo marco, sólo algunos siglos más tarde, escribió sus versos Gonzalo de Berceo, el primer poeta de nombre conocido de nuestra literatura.
Pero San Millán es mucho más que un conjunto arquitectónico singular, más que unas glosas en romance, más que el lugar en que desarrolló su vocación y escribió Berceo. El verdadero tesoro que encierran estos Monasterios, lo que han dado al mundo y les ha hecho merecer el reconocimiento de la comunidad internacional a través de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO es, precisamente, un patrimonio lingüístico.
La Lengua española es el medio de expresión, fluido y en incesante cambio, de una comunidad con fuerte energía social; el vehículo de convivencia y entendimiento y el vínculo de unión de todos los pueblos del mundo hispánico. De todo el devenir de la historia de nuestras naciones, el idioma sigue evidenciándose como el logro más estable, sólido, creativo y rentable, lo que supone nuestra mayor riqueza. La Lengua española representa un valor universal excepcional, en tanto que, con el concurso de todos los que la usamos, se constituye en el eje fundamental y distintivo de una de las principales comunidades del mundo, con cerca de 400 millones de hablantes.
De ahí que esta Comunidad Autónoma de La Rioja entendiera siempre que la designación de la UNESCO no debía ser sólo un orgullo para la región, sino para toda esa inmensa comunidad que habla y piensa en español.
Pero si los riojanos no nos sentimos ni dueños ni propietarios de nada y mucho menos de la lengua, de la que somos los españoles copropietarios con nuestros hermanos de allende los mares, sí que nos hemos sentido responsables de tan simbólico legado histórico y lo hemos querido hacer antes y después de la Declaración como Bien Cultural de Interés Mundial que nos fue concedida el 4 de diciembre de 1997. Si San Millán constituyó el germen de una más que sobresaliente vida cultural mediante el acopio, selección y difusión de textos por parte de sus escribas e hicieron que La Rioja tuviera gran vitalismo en este sentido y que fuera en la Edad Media un núcleo creador y difusor de cultura de primer orden, quiere hoy seguir siendo un centro cultural y de visita de valor universal, donde se sigue manteniendo y promoviendo la vida monacal, académica y turística.
La misma universalidad que caracteriza al español, la lengua de una comunidad de pueblos con fuerte energía social que se expresa también mediante variedades que le son propias y contribuyen a crear su identidad. Esta diversidad es justamente signo de unidad; pues gracias a esa pluralidad lingüística, el español es una lengua universal. Sin perder el fecundo contraste de las lenguas y culturas de las dos orillas del Atlántico, el español es una lengua para todos. Además, el español se ha ido elaborando mediante el contacto entre las diversas modalidades peninsulares y americanas. Es muy significativo que sea precisamente en el Códice 60, en el que se recogen las Glosas Emilianenses, donde aparecen por primera vez, en armoniosa compañía, las primeras frases escritas en vascuence y las más antiguas expresiones del todavía balbuciente español.
MONASTERIO DE YUSO
visita virtual http://www.fsanmillan.es/visita/index.htm
El Monasterio de Yuso destaca por sus grandes dimensiones. Es el fruto de la actividad arquitectónica de varios siglos (fundado en el siglo XI, fue reconstruido en los siglos XVI,XVII y XVIII) y en él se conjugan, sin contraponerse, diferentes estilos (renacentista, barroco ...). Además, el edificio alberga abundantes obras de arte: tan sólo en el Museo hay un elevadísimo número de cuadros, pinturas de los siglos XVII, XVIII y XIX, fundamentalmente, entre las que destacan unos veintidós lienzos de Juan de Rizzi (considerado el mejor de los pintores claustrales españoles); así como importantes cobres del siglo XVII.
De gran calidad es también la reja, realizada en 1676, que cierra el coro bajo de la iglesia, lo mismo que la escultura, de la que tenemos buena muestra en el trascoro rococó, que contiene ocho tallas de la mejor imaginería española. En esta misma zona de la iglesia se encuentra una de las joyas del monasterio: un púlpito de nogal, que parece ser de finales del siglo XVI y es una de las mejores gubias españolas. Otra de las joyas son las valiosas arquetas de oro y marfil, hechas en la segunda mitad del siglo XI, que contienen las reliquias de San Millán y son únicas en Europa.
De especial interés es el conjunto formado por la Biblioteca y el Archivo, que pueden ser considerados entre los mejores de la España monasterial. El Archivo medieval consta, fundamentalmente, de dos cartularios (el Galicano y el Bulario) y de unos trescientos documentos originales. La Biblioteca se conserva tal como quedó definitivamente amueblada a finales del siglo XVIII (no hay, intencionadamente, luz eléctrica, por ejemplo). Su verdadero valor e interés radica, no tanto en su número - más de diez mil -, como en los ejemplares raros que conserva. Una de estas rarezas bibliográficas es el Evangelario de Jerónimo Nadal, impreso en Amberes en 1595 y si raro es poseer un ejemplar de esta edición príncipe, más raro es que todas las láminas estén policromadas, una a una. Especialmente luminoso fue el descubrimiento de la Summa Casuum de Bartholomeus de Sancto Concordio, un incunable en perfecto estado, editado antes de 1475 y del que sólo se conservan cinco ejemplares en el mundo.
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