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miércoles, 9 de febrero de 2011

VIENA - La Ciudad del Vals - Música: Johann Strauss Bombones de Viena



Origen etimológico


Los romanos la llamaron Vindobona, nombre de origen celta que significa ciudad blanca. Su nombre es celta, y procede, como las distintas Vienas, Vianas o Veanas que están distribuidas por Europa de la palabra beann (monte, colina o pico). En varios diccionarios de lenguas celtas podemos ver tal palabra: beann en gaélico escocés significa pico, o cima, en irlandés también beann, pero en irlandés antiguo es benn, en galés ban y en bretón ban y benny. En protogaélico, mucho más próximo al celta original, es benna.

Historia

Antigüedad

Los primeros asentamientos humanos en la actual Viena son de origen celta (ca. 500 a. C.), posteriormente germánicos, y con la expansión del Imperio romano hacia el norte en el siglo I a. C., se adhiere a éste en el año 13 a. C. El río Danubio, al igual que los Alpes, sirve entonces de límite natural entre bárbaros y romanos, y Vindobona sirve desde entonces y hasta la caída de Roma (año 476 d. C.) como punto de defensa del imperio. La ciudad nace como campamento del ejército romano, para controlar la Provincia de Pannonia, en el que se asientan diferentes unidades, de entre las cuales destaca la Legio X Gemina, que permaneció en ella desde el año 106 hasta finales del siglo IV, ya que la zona fue ocupada por pueblos germanos en época de Graciano y de Teodosio I.

Edad Media

Con las invasiones bárbaras es ocupada por ávaros y magiares. Carlomagno conquista la ciudad en el siglo IX y la bautiza con el nombre de Ostmark (la marca del este). Durante el alto medievo Viena es un importante aliado del Vaticano y punto de abastecimiento de armas y víveres para la empresa de las Cruzadas (p. ej. Ricardo Corazón de León). Fue capital de Hungría con Matías Corvino, y desde el siglo XV hasta las guerras napoleónicas capital del Sacro Imperio Romano Germánico, al ser la residencia habitual de los HabsburgoYa desde la antigüedad se hablaba en Viena el francés porque el rey era familiar de luis xvi

En 1237 las murallas de Viena alcanzaron la extensión que conservarían hasta su desaparición en 1857.

Edad Moderna

Desde la caída de Constantinopla en manos otomanas (1453), hay un interés creciente del Imperio Turco por Viena, dado que era la clave para conquistar los demás países de Europa, interés que se hace más notable durante el período del sultán turco Solimán. Pero sus esfuerzos fracasaron y los austríacos salieron victoriosos de los distintos sitios a los que sometieron a la ciudad, el primero en 1529, a pesar de que inicialmente los defensores de la ciudad sólo recibieron el apoyo poco entusiasta de sus vecinos alemanes. El ejército turco estaba mal equipado para un asedio y su tarea fue obstaculizada por la nieve y las inundaciones. Solimán se retiró a finales de octubre y no pudo reanudar el asedio a su regreso en 1532, cuando encontró a los defensores apoyados por un gran ejército bajo el mando del hermano de Fernando, el emperador Carlos V.

Entre el primero y el segundo sitio turco, las instalaciones defensivas fueron reforzadas y modernizadas constantemente. Esto trajo como consecuencia que se tuvieran que ampliar una y otra vez los espacios libres frente a los bastiones para utilizarlos como campo de tiro. En 1529 estos espacios abarcaban 90 m que, a partir de 1683, fueron ensanchados a 450 m. Hasta 1858 no se construyó ningún edificio en esta explanada.

El segundo sitio se produjo en 1683, en la llamada Batalla de Viena, y marcó el comienzo del declive del Imperio otomano en Europa. Fue iniciado por el gran visir Kara Mustafá, que necesitaba desesperadamente un éxito militar para reforzar su posición inestable y trató de lograrlo en una campaña contra el emperador Leopoldo I. Los turcos avanzaron con fuerza abrumadora, sitiaron la ciudad el 16 de julio, pero su falta de artillería de asedio permitió a Leopoldo reunir un ejército adicional formado por tropas austriacas, alemanas y polacas, que derrotó al ejército turco en una batalla librada delante de los muros de la ciudad el 12 de septiembre, que también se conoce como Batalla de Kahlenberg.

Durante el siglo XVIII, los Habsburgo habían convertido a la ciudad en su capital desde 1556 y su importancia se vio acrecentada con la expansión por el valle del Danubio. Se convirtió en un núcleo principal del Barroco europeo gracias a la construcción de importantes obras arquitectónicas y creaciones musicales. En 1800, antes de las guerras napoleónicas, la ciudad contaba con 231.900 habitantes.

Desde el asedio de 1683, en que fueron destruidas numerosas ciudades pequeñas que existían en el exterior de la muralla, en el terreno ondulado situado frente a la ciudad se alzaron numerosos palacios con jardines. El punto de partida fueron los planos del palacio real de Schönbrunn, elaborados por Johann Bernhard Fischer von Erlach. Hacia 1720 se contaban 200 residencias rurales. El príncipe Eugenio de Saboya había adquirido en 1693 la más bella parcela y una de las más grandes con los primeros ingresos que le habían llegado. Allí, tras cuarenta años de trabajo, levantó el Belvedere con sus espaciosos jardines.

Era napoleónica






 Puerta del Palacio de Belvedere.

Tras la derrota austriaca a manos de Napoleón Bonaparte en 1809 (batalla de Wagram), éste último se hospeda en el palacio de Schönbrunn, en Viena (donde -ironías de la historia- apenas unos años atrás se habían hospedado Luis XVI y María Antonieta, hija de Maria Teresa y Francisco I, emperadores de Austria). Durante esta estancia, Francia y Austria se alían, y Napoleón desposa a María Luisa, también hija de los emperadores de Austria.

Metternich, canciller austriaco en esta época, cambia a Austria al bando antinapoleónico tras la derrota francesa en Rusia. Después de la derrota definitiva de Napoleón, se celebra el Congreso de Viena, una conferencia internacional convocada con el objeto de restablecer las fronteras de Europa. La reunión se llevó a cabo del 1 de octubre de 1814 al 9 de junio de 1815, lo que le permite a Austria conservar gran parte de sus territorios a pesar de haber estado aliada con Napoleón, y a partir de entonces, Viena, por medio del canciller Metternich, se convertiría en el eje de la política de la Europa continental durante los siguientes 30 años.

Imperio austrohúngaro









Palacio Imperial de Hofburg, residencia de la familia imperial austrohúngara.


Durante el siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad, Viena inició un despegue demográfico, acompañado de reformas urbanísticas, que la convirtieron en una gran ciudad, multiplicando en un siglo su población por diez.

En 1857, se derribaron las murallas por decreto de Francisco José I de Austria, abriéndose una nueva avenida, la Ringstraße, donde se construyeron importantes edificios, como la Ópera, la Universidad, el Ayuntamiento, el Parlamento, la Bolsa y los museos de historia del arte e historia natural.

La derrota de Austria en la guerra austro-prusiana en 1866 y la posterior anexión de los Estados alemanes a Prusia convirtieron a la unificada Alemania en un peligro para Austria, por lo que esta última se tuvo que aliar con Hungría en lo que se conoce como la "política de compensación o Ausgleichpolitik.

Así pues, en 1867, tras el Compromiso con Hungría, Viena se convirtió en la capital del Imperio austrohúngaro y en un centro cultural, artístico, político, industrial y financiero de primer orden mundial. Con esta alianza, Austria prosigue sumando otras más, con lo que para fines del siglo XIX el imperio abarcaba los actuales países de Austria, Hungría, Eslovaquia, República Checa, la Galicia polaca, la Transilvania rumana, la Bucovina y la Rutenia ucranianas, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia y el Trentino-Alto Adigio italiano.

Viena alcanza su máximo demográfico en 1916 con 2.239.000 habitantes, siendo la tercera ciudad más grande de Europa. Éste es el período cultural más glorioso de la monarquía de los Habsburgo, con Francisco José I (Franz Joseph) rigiendo el Imperio (período 1848-1916). También es la época de los suntuosos valses vieneses (Wiener Walzer) en la Opera Nacional de Viena (Wiener Staatsoper), grandes carruajes paseando por la Ringstraße y la Kärntner Straße, así como de los típicos cafés vieneses.


 Edificio de la Secesión.


De la época destacan intelectuales, como Sigmund Freud en el psicoanálisis y Otto Bauer en el campo del pensamiento político, principal exponente del austromarxismo, ideas que calarían fuerte en la sociedad vienesa, pues ya en 1895 el gobierno municipal estaría en manos del partido socialcristiano, precursor del actual partido ÖVP (democristiano) . Tampoco hay que olvidar en el plano artístico el movimiento modernista, la Secesión de Viena (Secession), con Gustav Klimt como principal exponente en la pintura, Coloman Moser en el grafismo y Joseph Maria Olbrich y Josef Hoffman en la arquitectura. Contrario a estos destacaría asimismo Adolf Loos con su racionalismo arquitectónico. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial y la posterior derrota austrohúngara truncarían gran parte de ese esplendor.

Tras el asesinato del Archiduque heredero Francisco Fernando y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo, a manos del terrorista serbo-bosnio Gavrilo Princip, y ante la abrumadora evidencia de la participación de los servicios de inteligencia serbios en el complot, la monarquía dual declara la guerra a Serbia, a la que se le alían Alemania y Turquía y que, ante la oposición de Francia, Inglaterra y Rusia, deviene en la Primera Guerra Mundial. En octubre de 1918, derrotada Austria-Hungría y sus aliados, estalla la revolución en Viena que pide la disolución de la monarquía y la independencia austríaca; sería el fin de la monarquía de los Habsburgo que gobernaba el país desde 1278.

La República de Austria

Viena se convirtió, tras el tratado de Saint-Germain, en la capital de la pequeña República de Austria, reducida a su tamaño actual, sufriendo un importante revés demográfico, económico y político. Pese a todo, en esta época continuó la actividad intelectual con el Círculo de Viena (der Wiener Kreis), considerado por muchos el grupo de intelectuales más influyentes del siglo XX en Europa, entre los que destacan Karl Popper, Moritz Schlick y Ludwig Wittgenstein en la filosofía positivista lógica (Logischer Empirismus).

Durante el periodo democrático, que duró desde la constitución de la República en 1919 hasta la dictadura de Engelbert Dollfuss en 1934, la ciudad estuvo gobernada por el partido socialista, lo que le valió el sobrenombre de "Viena la roja".

El III Reich

La importancia cultural vienesa se mantendría hasta 1938, en que el país fue invadido, y posteriormente anexionado por la Alemania nazi. Dicha anexión, conocida como el Anschluss, estaba prohibida en los tratados de paz y fue la primera de las expansiones tendentes a unificar en un solo Estado a todos los germanohablantes, bajo un solo liderazgo ("ein Reich, ein Volk, ein Führer"). En la ciudad, que pasó a ser capital de la provincia de Ostmark, pronunció Hitler, el 14 de marzo de 1938, su primer gran discurso a los vieneses desde el balcón central del Palacio de Hofburg, discurso que es considerado uno de los más emotivos del dictador y de mayor aclamo por su masiva audiencia debido a la euforia que la anexión de Austria al Tercer Imperio Germano (Dritte Reich) causó en parte de la población. Para legitimar la invasión se celebró un referéndum el 10 de abril que resultó favorable al Anschluss con un 99,73%, si bien carecía de las garantías democráticas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Viena sufrió los indiscriminados bombardeos aéreos estadounidenses que destruyeron buena parte del patrimonio histórico (la catedral gótica de San Esteban, la ópera de Viena, los puentes del Danubio, entre otros), el cual fue reconstruido tras la contienda. En mayo de 1945 Viena es tomada por el ejército soviético, quienes, junto con franceses, estadounidenses e ingleses, después la ocuparían durante los 10 años posteriores bajo un sistema de ocupación cuatripartita en la ciudad, similar al de Berlín.

Posguerra





Centro Internacional de Viena.


Tras las gestiones de Leopold Figl y Julius Raab y la posterior firma del Acuerdo de Moscú, Austria recobra su independencia el 15 de mayo de 1955, y Viena vuelve a ser capital de la República de Austria. A partir de entonces y gracias a su compromiso de neutralidad, Austria se convirtió en sede de organismos internacionales como la OPEP, la ONUDI, IAEA, IIASA, entre otros, lo cual convierte a Viena en la tercera capital de la ONU, después de Nueva York y Ginebra, por lo que se puede ver hoy en día una gran comunidad internacional, en particular en el distrito 4 de Viena (Wieden) derivada de sus cuerpos diplomáticos. Desde 1995 es parte de la Unión Europea y de los países de Schengen. A partir de 2002 sacó de circulación el chelín austriaco y entró en vigor el euro como la moneda de curso legal en toda Austria.

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