Las altas temperaturas
«atontan» el cerebro
9 Agosto 12 - - J. V. Echagüe
Madrid- Tenemos un «termostato» en
nuestro cerebro. Porque el hipotálamo, entre otras muchas funciones, tiene la
responsabilidad de controlar nuestra temperatura corporal. Así, es el encargado
de erizar el vello de nuestros brazos cuando sentimos frío, o de variar el
curso de nuestra circulación sanguínea para que la temperatura de nuestro
cuerpo mantenga un equilibrio. Registra ese cambio de temperatura y organiza
una respuesta para compensarlo. Ahora bien, si tiene que emplearse a fondo,
como puede ocurrir en un día tan caluroso como el que se avecina hoy, el
termostato corre el riesgo de «averiarse». Así lo avisa la Sociedad Española
de Neurología (SEN). Y el resto de sus funciones pueden quedar dañadas.
«En días tan calurosos como hoy, la velocidad de propagación de la corriente nerviosa es más lenta. Y por tanto, nuestra respuesta cerebral está más ralentizada. Lo vemos a nivel físico, a nivel motor...», explica el doctor Carlos Tejero, dela
Sociedad Española de Neurología (SEN). Así, una exposición
mantenida al sol, «y sin compensación de temperatura», provoca que el
hipotálamo tenga que «trabajar en exceso». La consecuencia es que podría
dañarse. Y, por tanto, otra de sus funciones principales, que es la de controlar
los desórdenes del sueño, no funciona bien.
¿Conclusión? Que un exceso de calor puede derivar, aparte de en un excesivo cansancio, en problemas de sueño. Una de las más peligrosas consecuencias «es la somnolencia que se siente al volante por no haber dormido», avisa el neurólogo. Con todo, es más preocupante el caso de aquellas personas que sufren esclerosis múltiple o enfermedad neuromuscular, «pues a los problemas de movilidad que les genera su enfermedad, se añade el calor, que puede agravar sus síntomas y signos neurológicos deficitarios».
«En días tan calurosos como hoy, la velocidad de propagación de la corriente nerviosa es más lenta. Y por tanto, nuestra respuesta cerebral está más ralentizada. Lo vemos a nivel físico, a nivel motor...», explica el doctor Carlos Tejero, de
¿Conclusión? Que un exceso de calor puede derivar, aparte de en un excesivo cansancio, en problemas de sueño. Una de las más peligrosas consecuencias «es la somnolencia que se siente al volante por no haber dormido», avisa el neurólogo. Con todo, es más preocupante el caso de aquellas personas que sufren esclerosis múltiple o enfermedad neuromuscular, «pues a los problemas de movilidad que les genera su enfermedad, se añade el calor, que puede agravar sus síntomas y signos neurológicos deficitarios».
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