miércoles, 23 de junio de 2010
martes, 22 de junio de 2010
sábado, 19 de junio de 2010
martes, 15 de junio de 2010
MARLON BRANDO "UN TRANVIA LLAMADO DESEO"
Esta es una de esas películas hechas a golpe de intensidad, de sentimientos, es cine con toda la carne puesta en el asador, "Actor's Studio" en estado puro. Cine creado con el corazón y las vísceras. Miente cual bellaco el actor que niegue que en sus sueños, confesables o no, haya querido ser, aunque sólo fuera durante cinco minutos, el Marlon Brando de camiseta adherida al cuerpo que protagoniza, junto a la imposible, neurótica e insoportable Vivien Leigh, este "Un tranvía llamado Deseo", adaptación cinematográfica de la obra teatral homónima escrita por Tennessee Williams. Para un actor que se precie, el personaje de Brando, Stanley Kowalsky es uno de esos pastelitos que se presentan una vez en la vida y ante el que nadie en su sano juicio haría ascos. El recientemente desaparecido Marlon Brando cargó con dignidad hasta el último momento de su vida con una losa, la de haber dado vida al personaje de Kowalsky, que para sí hubieran querido muchos actores, John Garfield entre ellos, que tras haber rechazado el papel se pasó el resto de sus días dándose cabezazos contra las paredes por haberse negado a intervenir en este "Un tranvía llamado Deseo" que dirigió el tan brillante como equívoco Elia Kazan, sobre cuyo sentido de la moral caben muchas dudas pero ninguna a propósito de su precisión técnica en la dirección de actores: Kart Malden, Vivien Leigh y Kim Hunter se llevaron Oscar aquel año, mientras que Marlon Brando se quedó con la miel en los labios; no cabe duda de que era el que más lo merecía, pero, ya se sabe, si por algo se caracteriza la Academia es por su coherencia a la hora de negar transitoriamente el reconocimiento a los mejores actores, actrices y directores.
En este caso, la obra adaptada, nos presenta un suburbio de Nueva Orléans al que llega Vivien Leigh (estremecedora en este papel), una mujer bien venida a menos que acude a vivir con su hermana Stella y su conflictivo marido.
La elección de semejantes actores ya asegura una brillante interpretación. El triángulo entre las dos hermanas y el marido nos recuerda de nuevo lo mal que le sientan al amor los números impares.
La fotografía es soberbia, no en vano es obra de otros de los directores más polémicos de la Meca del Cine, Elia Kazan, quien mostró debilidad por las tortuosas obras de Williams. Su papel de delator en la denominada Caza de Brujas, al declarar en contra de compañeros de profesión, no quita para que dejando aparte su calidad moral, nos encontremos con un magnífico director de cine.
El papel de Brando quizá sea el más logrado. Con películas como esta y "Salvaje", el actor se convirtió en un sex symbol de la industria del cine. El morbo que destila la relación con su cuñada y el erotismo soterrado que preside toda la película, hacen de esta obra una pieza imprescindible en la filmoteca de todo buen aficionado al cine.
En el film repitió el reparto de Broadway, a excepción de Jessica Tandy, sustituida por una estrella: Vivien Leigh, que encarnó a Blanche en teatro 6 meses en Londres bajo la dirección de su marido, Laurence Olivier. Ello facilitó la permanencia de los entonces poco conocidos Karl Malden, Kim Hunter y un Marlon Brando en camiseta, que apasionó por su Stan Kowalski.Un Tranvía Llamado Deseo, como es de esperarse, despertó admiración en unos y desprecio en otros. En un principio el público de aquella época no soportaba ver la obra completa, especialmente en la escena de la violación. La gente salía del teatro a mitad de la obra. La censura intentó eliminar esta escena y modificar el argumento original, y Tennessee tuvo que hacer algunos ajustes, pero al negarse a quitar dicha escena y hacer modificaciones mayores, los miembros de la censura obligaron a que se hicieran cambios de tal forma que los peronajes que cometían actos inmorales fueran debidamente castigados; sólo así le permitirían a Tennessee seguir con su puesta en escena y posteriormente con su película. Afortunadamente, su éxito no se pudo contener y hoy es parte del patrimonio mundial.
Un tranvía llamado Deseo es una metáfora de la condición humana, del encuentro de culturas, del conflicto y la inevitabilidad entre la vida y la muerte, el entendimiento de esta realidad y posteriormente la representación de ella hacen que la obra de Tennessee Williams tenga una influencia en la definición de la palabra Deseo en el resto de la cultura del siglo XX. Es a partir de esta obra que las sociedades norteamericanas y mundial empiezan a crear otras obras de teatro, películas, y libros en que se abordan temas y conceptos prohibidos hasta entonces, tomando como base esta obra, nuestra idea de lo que es el Deseo es forjada por los medios de comunicación.
La historia del rudo obrero Stanley Kowalski (Marlon Brando en la primera de sus tres eléctricas colaboraciones con el denostado Kazan) y su cuñada Blanche Dubois (Vivien Leigh, que había interpretado el personaje en escenarios londinenses bajo dirección de su marido Laurence Olivier), fue suavizada convenientemente aunque sin perder ni un ápice de su fuerza dramática y su extraña y malsana fisicidad.
Al final, Kazan despide con un hermoso "travelling" a Blanche cuando ésta deja irremediablemente el mundo de la cordura, ataviada con su mejor vestido, esperando a un ficticio amigo que la debe llevar de viaje al Caribe, Blanche se deja conducir dócilmente por un médico y una enfermera hacia el sanatorio donde, presumiblemente, pasará el resto de su ilusoria vida.
Kazan hace de en esta película el prototipo de toda su obra desde todo el tratado de los actores del método, con Brando como primer exponente, muy ajenos a los glamorosos galanes de años antes. Todo aquí tiene esa apariencia de lo desgastado, de lo ruinoso, de lo mísero si se quiere todo ello le aporta una no poca cuota de sordidez al asunto para su tiempo. Verdadero tratado sobre la contracara de la bonanza americana, A Streetcar Named Desire permanece como una de las cintas más emblemáticas de los años cincuenta y una de las joyas mas perdurables de la obra de Kazan.
Vivien Leigh, La exquisita definición que da Laurence Olivier, es conmovedora. Nadie como él para descifrar su personalidad, a la que desde aquí quiero tributar una vez mas mi admiración y por haber creado una forma de hacer, de sentir, de caer dulcemente sobre un escenario, de mantener ese cuello erguido, como decía Olivier, con la dignidad de una autentica diosa. De todas sus interpretaciones a lo largo de su carrera en cine, sin lugar a dudas sus dos personajes clave son; Escarlata O,Hara y Blanche Dubois, dos mujeres, dos historias, dos personajes clave donde los haya e hirientes en todo lo amplio de la palabra. Pero lo que mas me ha sorprendido, es la enorme similitud que hay en ambas mujeres, y en la composición que de ellas hace Vivien. Son recreaciones magistrales y una secuela floreciente que ha seguido en los años que precedieron sobre otras actrices que no tuvieron la enorme fortuna de tener ante sí personajes de tanta calidad interpretativa.
viernes, 11 de junio de 2010
jueves, 10 de junio de 2010
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