Eme soy

martes, 7 de junio de 2011

Sed de mal - Plano Secuencia




En 1958, de la mano de Charlton Heston, Welles consigue realizar en Estados Unidos uno de sus mejores trabajos (quizás sólo superado por "El cuarto Mandamiento" y "Ciudadano Kane")

Basada en la novela "Badge of Evil" de Whit Masterson, el film explora la línea moral, ética e incluso étnica demarcada entre dos agentes de la ley, interpretados de forma magistral tanto por el propio Welles como por Charlton Heston. El primero, un irascible capitán de policía estadounidense, xenófobo y de difuso sentido de la justicia; el otro, un honesto policía mexicano, aguerrido y suspicaz.
 

 A todas las virtudes del film se le suma la gran banda sonora de Henry Mancini, el gran reparto de estrellas, entre ellas unos geniales Akim Tamiroff, Joseph Calleia y Dennis Weaver; la participación especial de Zsa Zsa Gabor y Marlene Dietrich, además de los cameos tanto de Joseph Cotten como de la inquietante Mercedes MacCambridge, quien dos décadas más tarde proveería la voz del demonio en “el exorcista”

Sed de mal empieza con el celebérrimo plano-secuencia (larga toma sin cortes) sobre un paso fronterizo entre México y los United States. Es de noche y este plano, con la cámara en grúa/s, no deja de ser espectacular. Los cabarets, unas pocas tiendas, las calles semivacías y sin embargo "activas", todas esas fachadas de divertimento al paso, de transición, se alternan sobre la pantalla hasta que el estupendo convertible de Mr. Linnekar –poderoso empresario de la región– estalla y se prende fuego a poco de trasponer el límite entre ambos países.


Existen varias versiones de cómo esta película terminó haciéndose realidad. La más divertida de todas ellas posiblemente se la inventó el propio Orson Welles: es aquella en la que, mientras hablaba por teléfono desde un aeropuerto, y le preguntaban qué novela querría adaptar, se fijó en una ediciión barata de ‘Badge of Evil’; (error mío, notificado por el comentarista Malvado Aspersor, pues esta anécdota pertenece a ‘La dama de Shanghai’), escrita por Whit Masterson (seudónimo para dos autores que escribían al alimón, Robert Allison “Bob” Wade y H. Bill Miller). En realidad, Charlton Heston, que era una estrella emergente a mediados de los cincuenta, quería como compañero de reparto a Orson Welles, y se lo impuso a la Universal. Una vez convencidos, también les propuso que fuera él quien la dirigiera, propiciando su regreso a Estados Unidos, después de filmar tres películas en Europa. Welles cogió una mala novela de policías corruptos, escribió el guión en pocas semanas, y se propuso un regreso triunfal a Hollywood que nunca tuvo lugar, porque como dijera Jonathan Swift: “Cuando aparece un gran genio en el mundo se le puede reconocer por esta señal: todos los necios se conjuran contra él.”


Cuando un director ha sido el responsable de obras como “Ciudadano Kane”, la ópera prima con la que cualquier estudiante de cine sigue soñando, o ese trabajo casi de taxidermista de la sociedad estadounidense que fue “El cuarto mandamiento”, se puede permitir lujos como, y este fue el caso de Orson Welles, aceptar una obsesión de Charlton Heston, quien se empeñó en que fuera él y no otro quien se hiciera cargo de este proyecto, aunque en realidad el actor fuera víctima de un malentendido: Welles llegó al rodaje como actor y en una inenarrable cadena de equívocos alimentados por unos y otros terminó por hacerse con la dirección de la película. Ya nadie sabe qué hay de leyenda y qué de realidad en “Sed de mal”, de cuyo primer guión original sabemos que Orson Welles lo mandó a la papelera para rehacerlo de arriba abajo. Sórdida historia de sombras y corrupción, de mentiras y simulaciones, “Sed de mal” es uno de esos ejemplos de película permanentemente en construcción.

Uno de los grandes títulos de la filmografía de Orson Welles. Este hombre genial, que deslumbró con su talento multifacético, tuvo siempre muy mermadas sus posibilidades de dirigir. Tras Ciudadano Kane se labró una fama de director difícil, por lo que saber cuándo iba a acometer un nuevo proyecto era todo un misterio: pocos estudios se arriesgaban a darle la oportunidad, y a veces Welles se las debía arreglar para convertir tramas más o menos mediocres en películas que trascendendían sus estrechos márgenes para así convertirse en cine con mayúsculas. Fue el caso de Sed de mal, adaptación libre de Welles de "Badge of Evil", novela negra de Whit Masterson. La revista cinéfila "Cahiers du cinéma" la definió como "la mejor película de serie B que jamás se haya hecho".

Prox 41 - Sed de mal (Orson Welles)





http://www.radiopolis.org/escuchanos.html

http://www.ivoox.com/conversacines41-sed-mal-orson-welles_md_688901_1.mp3

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