Balarrasa es una película española dirigida por José Antonio Nieves Conde en 1951. Participó en el Festival de Cannes de 1951.
Balarrasa narra la historia de Javier Mendoza (Fernando Fernán Gómez), un misionero católico en Alaska, que rememora durante sus últimos instantes lo que ha sido su vida y la relación con su familia y amigos. Con un flash-back de 90 minutos, Nieves Conde nos presenta la historia de un soldado que al finalizar la Guerra Civil y tras un episodio en el que estuvo a punto de perder la vida, decide entrar en el seminario para ordenarse sacerdote. Mendoza empieza a estudiar y a aprender los gajes del seminarista con soltura, pero cuando va a ordenarse, el rector del seminario le manda volver con su familia para arreglarla antes de hacerse sacerdote. Mendoza descubre que su familia está perdida moralmente y tendrá que ir uno a uno, a modo de detective pero vestido de cura (geniales escenas de cine negro policiaco), solucionando unos problemas de los que no podían salir. Todos estos ingredientes están presentados con el realismo de la época, componiendo un contundente documento histórico del inicio de los 50. La película está muy bien rodada, con planos que recuerdan al cine de Hitchcock (al inicio de la cinta, cuando pasan una botella en primer plano), y con un ritmo que se echa de menos en muchas películas actuales. El sacerdote (más bien el diácono, presacerdote) está lejos del tópico, y Fernán Gómez interpreta con brillantez a un hombre de religión que no se escandaliza como un pusilánime, sino que lucha virilmente y con rabiosa naturalidad contra un ambiente no muy apropiado para un clérigo. El humor está siempre presente con periódicas dosis que hacen brotar más de una risa. Es una obra sacada para muchos del baúl de los recuerdos, que debería tener merecidamente más reconocimiento a la hora de hablar del cine español.
El film, moralista de inicio a fin, nos muestra la resignación de un sacerdote ante su muerte y el final deseo (bajo casi sus mismas palabras) de que Dios disponga de su alma cómo y cuándo guste una vez analizada una vida que, aunque en un principio mal encaminada, reconducida y conciliadora.
Uno de los grandes éxitos del cine español, “Balarrasa”, declarada de “Interés Nacional”, es el más claro ejemplo del cine político-religioso de la época. Convirtió a su protagonista, Fernando Fernán Gómez en un actor cotizado.
“Es una película contagiada de la fiebre neorrealista de entonces, pero que al mismo tiempo quiere ser un discurso moralista sobre los peligros que el
materialismo propicia en el mundo moderno”. (Fernando Méndez-Leite. “Historia del cine español en 100 películas”. Supez, 1975).
Balarrasa” es un gran éxito popular y económico, convirtiéndose en uno de los títulos más significativos del cine seudorreligioso de los años cincuenta. Sin embargo, el film era mediocre, lleno de latiguillos moralizantes y con abuso de recursos sensibleros”. (Ángel A. Pérez Gómez y José L. Martínez Montalbán. “Cine español 1951-1978. Diccionario de directores”.Ediciones Mensajero, 1978).
Desde la lejanía se ve cómo una película adoctrinadora, facha, manipuladora y camufladora, pero también es cierto que si le quitamos todas esas verdades nos encontramos ante una película interesante y elaborada para los estándares de una sociedad cerrada en sí misma, agotada y todavia superando hambrunas
Un título histórico del cine religioso español, escrito por Vicente Escrivá, Balarrasa nos presenta la circunstancia de un teniente de la legión (Balarrasa es su apodo) que ingresa en el seminario de Salamanca para hacerse cura, tras haber sufrido una fuerte impresión viendo morir a un compañero. Película moralizante ante todo, pero de sólida estructura, demostró que en Fernando Fernán-Gómez, que encarna al protagonista, había un gran actor
Nieves Conde, nacido en Segovia el 22 de diciembre de 1911, llegó a la cumbre de su carrera como cineasta en 1951, tras rodar 'Surcos', un filme, con guión de Natividad Zaro y Torrente Ballester a partir de un argumento de Eugenio Montes, que está considerado como una de las grandes películas de cine español, con Luis Peña y María Asquerino como protagonistas.
'Surcos' causó polémica en su momento y fue atacada por la Iglesia al rozar temas tabú de la época como la miseria, el estraperlo y el éxodo rural, por lo que tuvo que cambiar el final antes del estreno.
Al terminar la guerra volvió a Segovia donde trabajó en prensa y radio, hasta que regresó a Madrid para convertirse en crítico de cine del diario Pueblo y entre 1939 y 1942 fue redactor de la revista de cine Primer Plano, donde era responsable de la sección 'Fuera de cuadro'.
Amigo de Fernández-Cuenca, Gómez Mesa y Rafael Gil, fue con este último con quien se inició profesionalmente en el cine en 1941, como ayudante de dirección en cinco de sus películas hasta 1946, con títulos como 'Viaje sin destino' y 'Tierra sedienta'.
Desde 1942 en que abandonó Primer Plano y Pueblo, al parecer por desavenencias con la dirección, se dedicó profesionalmente al cine.
Dirigió su primera película en 1946, 'Senda ignorada', historia de gángsters situada en Estados Unidos, a la que siguió 'Angustia' (1947), con Rafael Bardem y Julia Caba Alba, también policiaca y declara de "interés nacional", y 'Llegada la noche' (1948).
En 1950 dirigiría 'Balarrasa', con guión de Vicente Escrivá y con actores como María Rosa Salgado, Maruchi Fresno, Luis Prendes y José Bódalo, que supuso su primer gran éxito popular y económico, y fue también catalogada de interés nacional; y 'Jack el negro' (1950), codirigida con Julien Duvivier, a la que seguiría 'Surcos'.
En 1958, 'El inquilino', con un reparto en el que figuraban Manuel Alexandre, Antonio Ozores y Fernando Fernán Gómez, chocó con la censura que primero la prohibió y más tarde la autorizó con importantes cortes y gran número de cambios. A partir de entonces pasa de ser el director oficial a ser considerado un realizador difícil.
El 1 de marzo de 1990 la Asamblea de Directores y Realizadores Cinematográficos y Audiovisuales de España (ADIRCAE) le concedió un premio especial como homenaje por toda su trayectoria profesional, en la que se destacaba "su intento de introducir el discurso neorrealista" en el cine español
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